Los racimos del “Pago La Miranda” fueron vendimiados de forma manual en pequeñas cajas en estado impecable en cuanto a sanidad y madurez. Rápidamente, estos racimos fueron despalillados, estrujados e introducidos en la cuba de maceración en el propio viñedo. Posteriormente, la cuba se trasladó a la bodega, donde se separó el preciado mosto flor, el único que se llevó a fermentar para elaborar este vino. Tras tres trasiegos, el vino fue introducido en barricas de roble donde permaneció cuatro meses. Finalmente, el vino fue filtrado y embotellado.
