TIERRA. El terreno pizarroso, pobre en materia orgánica, obliga a las plantas a desarrollar raíces muy profundas. Este esfuerzo puede apreciarse en la estructura del vino y en su elegante mineralidad.
FUEGO. Muchos días de sol y una pluviometría escasa favorecen la maduración óptima y permiten regular el estrés hídrico con el riego por goteo.
AIRE. La fuerte y seca Tramontana reduce naturalmente la presencia de microorganismos. La fresca brisa marina, el Garbí, modera la temperatura y ralentiza la maduración de la uva.
AGUA. La proximidad del mar tiene un efecto termorregulador sobre las viñas, evitando las temperaturas extremas y reforzando a la vez el nivel de insolación mediante el reflejo de la luz solar.
Finca:Garbet, siete hectáreas de suelo pizarroso cultivado en terrazas a orillas del mar mediterráneo, al norte del agreste Cap de Creus.
Vendimia: Recolección manual con cajas de 20 Kg, pasando dos o tres veces a vendimiar la uva de un mismo sector de la parcela.
